7 de abril de 1979, Kensington, California
PREGUNTA: ¿Deberíamos pensar mucho en la muerte? ¿Hay algo que podamos hacer para prepararnos?
MAESTRO: Los científicos tienen algún control sobre el nacimiento, pero no tienen un verdadero control sobre la muerte. La muerte siempre es cierta. Así que, nosotros deberíamos estar vigilantes y terminar con todo antes de la puesta del sol. Tenemos la seguridad de que el sol se ocultará en cinco o seis horas, pero nunca sabremos si la muerte vendrá en dos horas, o en tres o cuatro años. Esta puede llegar instantáneamente. ¡Cualquier trabajo que tengamos que hacer, deberíamos hacerlo ahora! Las cosas mundanas nunca quedarán completamente establecidas, pero debemos cuidar los asuntos espirituales, y así la conexión espiritual se mantendrá fuerte. Deberíamos dedicar tiempo regular a nuestras prácticas espirituales y guardar nuestra conexión con él, a través del simran y de su recuerdo, durante las veinticuatro horas del día.
Permanecemos conectados con el mundo tan fácil y tan fielmente, que incluso en nuestras meditaciones, cuando no queremos pensar en el mundo, el pensamiento de éste está fijo en nosotros. Dormidos soñamos con el mundo. Estamos tan llenos de él, que sale por cada poro de nuestro cuerpo, sin hacer mención de la mente y del intelecto. Similarmente podemos desarrollar nuestro recuerdo por el Maestro y nuestra conexión con Dios, hasta que sean tan fuertes que no exista el mundo; sólo estará Dios en nosotros, sólo el Maestro en nosotros.
En el Adi Granth está escrito: “Ahora tengo una conexión tan fuerte con Dios que él está fijo en mí las veinticuatro horas del día y si yo quisiera separarme de él, no sería posible. Él está tan metido en mí que yo no puedo hacer nada sin él”. Así como ahora estamos tan conectados con el mundo, podemos llegar a estar igualmente conectados con Dios. Entonces, en el momento en que llegue la muerte, iremos con Dios. Si permanecemos conectados con el mundo, en el momento en que llegue la muerte iremos al mundo. “Como piensas en eso te conviertes”.
Los deseos de una persona son generalmente la causa de su próximo nacimiento, porque la manera de trabajar de Dios es realizando los deseos de sus Hijos. “Lo que mi querido hijo quiera, lo mismo se le dará, en la forma adecuada”.
El Santo Namdev enumera en el Adi Granth muchas condiciones de la mente que guían hacia ciertas encarnaciones futuras, para que Dios pueda satisfacer los deseos de sus hijos. Entonces Namdev escribe: “Si alguien tiene el deseo de Dios, o simplemente el recuerdo de Dios consigo, en el último momento de su vida, el Maestro aparecerá. Y él será tan hermoso, tan encantador, tan atractivo que el moribundo tendrá su atención sólo en el Maestro, todos los otros intereses y deseos serán borrados y entonces se irá con el Maestro”.
La gente del mundo se irá a las cosas y lugares que los atraen, pero quien recuerda al Maestro o a Dios en el último momento, seguramente se irá con Dios, estará con Dios y no deseará nada más. De este modo la muerte es muy importante en nuestras vidas y deberíamos vivir sólo para conquistarla; si lo conseguimos, no sentiremos su tormento y su terror. Es necesario atacar e1 problema, para liberarnos del círculo de nacimientos y muertes porque el nacimiento es terrible, la muerte también lo es y permanecer en este mundo también es muy penoso y difícil.
Debemos trabajar para alcanzar un lugar en donde siempre estemos libres de estos tres difíciles procesos.
El Santo Kabir dijo que nadie que se encuentre en el cuerpo podrá estar tranquilo jamás. Él quería decir que el cuerpo nunca está en paz porque está sujeto a muchos cambios, tanto interna como externamente. Internamente podemos sentirnos con hambre o sed, cansados o enfermos y podemos encontrar el ambiente externo demasiado caliente o frío, demasiado oscuro o demasiado brillante. Todas estas cosas están en un constante cambio, inesperado y enérgico. Esos cambios se nos vienen encima y no podemos escapar de ellos.
Solamente cuando salimos del cuerpo, podemos estar libres de las presiones de nuestro medio interno y externo. Incluso después de abandonar nuestro cuerpo físico nos encontramos con que no podemos disfrutar de nuestros cuerpos astral y mental, ni de los cielos, porque éstos también son infiernos. Sólo como alma podemos encontrar paz y placer. Podemos disfrutar como alma porque ella no está sujeta a cambios. Es perfecta en sí misma y no depende de ninguna ayuda externa; no necesita aire, agua, alimento, casa o ropa; nada de lo que nosotros necesitamos ahora. Tampoco sufre dolores o enfermedades. El alma es en sí misma, el placer completo de la más alta calidad.
Nosotros disfrutamos con una buena comida, observando paisajes bellos, escuchando, probando o coleccionando cosas externas. Pero el alma disfruta su propia belleza y gloria, de la música, del sabor y del elixir que posee dentro de sí misma. El alma es completa en sí misma y por lo tanto puede disfrutarse a sí misma sin ayuda externa. El señor Cristo dijo: “Sean completos así como vuestro Padre en el cielo es completo” y es solamente como alma como podemos llegar a experimentar esta clase de plenitud.
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